Reseña Destiny

El día llegó y los gamers invadieron las tiendas para recoger y comprar su copia de Destiny. La nueva entrega de Bungie, quien alguna vez creó Halo, ha llegado al fin tras una larga espera y, con él, una nueva era.

La expectativa por este título era enorme y la pregunta es ¿realmente cumple con lo que promete? Con un mundo abierto que exige a los jugadores un poco de horas más de dedicación, integrando historia, RPG y un shooter dentro del mismo videojuego, definitivamente Destiny es un proyecto muy ambicioso. Pero hacemos de nuevo la pregunta… ¿Realmente cumple?

Anteriormente hice una reseña sobre el Beta de Destiny, la cual pueden leer aquí. Sin embargo, ahora tenemos el juego en su totalidad para ser analizado.

Comencemos por la interface. Sigo con el mismo problema del cursor. Es una decisión que no he terminado de entender pero espero que conforme pasen las horas pueda hacerlo. Por otra parte la interface es limpia, clara y va directo al punto. Hoy en día eso es algo que se agradece muchísimo. Una interface que se siente natural, muy amigable y hasta elegante.

En cuanto a la jugabilidad hay muchas cosas que decir. En principio de cuentas nos topamos con un shooter dentro de un RPG que es un mundo abierto e interactivo con otros jugadores. Para cualquier compañía poder integrar esos elementos en un solo título y que se sienta natural y nada comprometido ni forzado debería ser difícil, pero Bungie lo hace parecer sencillo. Todos los elementos se integran muy fácilmente y es muy sencillo llevar el hilo del juego. Los tutoriales, si así los podemos llamar, te llevan de la mano para conocer el mundo y el modo de juego de una manera muy convincente.

Algo que me gusta son las decisiones que puedes tomar dentro del juego. Si bien no influyen directamente en la historia, puedes elegir una clase, una raza y la manera en la que vas mejorando tu modo de juego. Ya seas Warlock, Titan o Hunter, el juego te ofrece una experiencia maravillosa a la hora de subir de nivel y obtener nuevas habilidades. Claro que tampoco podemos dejar de lado el loot y las armas que podremos tener.

Destiny no trata de cambiar la manera en la que jugamos los videojuegos. No está integrando nuevos elementos nunca antes vistos a la jugabilidad pero sabe manejar los que tiene. El gameplay fluye con el jugador. El único problema que puedo encontrarle es que, quizás, hasta cierto punto, pueda sentirse repetitivo. Podemos recordar que Halo, en realidad, era muy repetitivo en las misiones pero no lograba ser aburrido. Creo que este puede ser el caso de Destiny.

El multiplayer, lo que es atractivo para muchos de ustedes, es la cereza en el pastel de este título. No tengo duda que la nueva entrega de Bungie llegará para quedarse en el corazón de los gamers. Es una modalidad muy bien hecha y que sabe dar lujo de detalle y, claro, poner atención en los mismos. Los shooters están evolucionando y Destiny no es la excepción. La complejidad de la “campaña” logra hacer que este multiplayer sea muy interesante. La única preocupación que puedo tener es la diferencia de niveles. Espero que, a la larga, un usuario de nivel avanzado no influya demasiado en esta modalidad.

Las gráficas son otro elemento muy interesante pues son mejor de lo que esperaba. Bungie no se vio satisfecho con sorprendernos con la Beta, pues esta vez nos dieron un algo más que hizo que las gráficas se vieran envidiables. No solo en los cinemáticos, sino también en el gameplay. Estos gráficos no se ven comprometidos a la hora de empezar a disparar tu arma.

Destiny no es solo un videojuego más que salió a la venta. Es algo mucho más grande; es una experiencia completa, es un universo nuevo que te emociona explorar, que te reta e invita a conocer. Bungie creó dentro de sus estudios algo que marcará la historia de los videojuegos. Tan solo hay que echar un vistazo a la mitología que pretender contar, la historia que narra y cómo todos estos elementos crean una verdadera joya. Alguna vez miraremos al pasado y recordaremos que el 9 de septiembre de 2014 se lanzó Destiny: un antes y un después para la industria de los videojuegos.