Una vez mordido por un zombie, el Dr. Koreolov logró amputar su cabeza para preservar su mente en una pecera conectada a un cuerpo mecánico. Aislado en su castillo en un planeta perdido, el Doctor no podrá dejar las paredes que le rodean, pues está condenado a mantener su cuerpo conectado a la electricidad si es que desea seguir viviendo. Ahora, para combatir el aburrimiento, el Dr. Koreolov se entretiene con las poco conocidas películas que habitan su galería. Hoy presenta:
The Cabin in the Woods (2012)
Con este fin de semana terminan las fiestas de los fantasmas, los disfraces y los muertos, por lo que el Doctor decidió elegir una película que pudiera englobar el género de horror de una manera diferente a todo lo conocido. The Cabin in the Woods no es una película antigua y probablemente es más conocida que la mayor parte de las películas mencionadas en esta columna, pero si hay un tiempo y momento para verla, es ahora, porque sobre todas las cosas, es una cinta que inspira a discutir sobre la situación actual del cine de horror.
La película narra el viaje de un grupo de jóvenes a una cabaña en el bosque mientras que paralelamente se nos muestra a un grupo de personas, en lo que parece una instalación secreta del gobierno, que observan con múltiples cámaras a los chicos. De ahí en adelante, la película decide continuar por una línea similar a la de Evil Dead de Sam Raimi, la cual es una de las principales referencias a lo largo de la cinta. Para el final de la cinta y después de varios “¿Qué rayos está pasando?” la conclusión resulta ser un tributo al género, y a la vez, una crítica que señala con un dedo acusador un sistema que ha dejado al género de horror seco, sugiriendo que tal vez necesita un cambio.
The Cabin in the Woods es dirigida por Drew Goddard y producida por Joss Whedon (EL Joss Whedon de Avengers) y juntos realizan, entre risas y sangre, una minuciosa disección de la fórmula que la industria estadounidense ha desarrollado para marcar paso por paso una estructura repetitiva. El grupo e adolescentes que son asesinados uno a uno se ha convertido en un truco anticuado, que funcionaba efectivamente en slashers como Friday the 13th y Nightmare on Elm Street pero cuya carencia de originalidad ha llegado a extremos como Saw y Hostal que buscan generar suspenso y angustia a partir del llamado “torture porn“.
Al pensar en cintas recientes y exitosas que hayan evitado estos clichés probablemente surgan nombres como The Conjuring e Insidious (ambas del director James Wan), sin embargo, esta supuesta originalidad en realidad viene de que ambas toman lo mejor de los clásicos sobresalientes como The Exorcist, Poltergeist, Amityville Horror, etc. Y es que la situación actual nos ha llevado a acostumbrarnos a un contenido pesado, y las antiguas películas en blanco y negro de Drácula, Frankenstein y el Hombre Lobo no tienen lugar en el mundo moderno. El género que, de ser bien manejado, puede prestarse a la elegancia cinematográfica como en The Shining de Kubrick o El Espinazo del Diablo de Guillermo del Toro, rara vez muestra su potencial por buscar siempre mantener un bajo presupuesto. Y las cintas con potencial muchas veces se quedan buscando financiamiento.
A partir de este punto es que conviene que veas la película si aun no la has visto, pues la belleza de la cinta recae en desconocer cualquier posible spoiler para encarar una aventura que debería producir un orgasmo en el fanático del horror. Y es que en vista de que las excepciones son escasas, The Cabin in the Woods recopila las favoritas en un juego de refrencias (a continuación un video que las señala todas) de todas las entidades que poblan el universo de lo fantástico y lo terrorífico. La cinta debe ser vista más de una vez para notar detalles escurridizos que incluso, al estar en segundo plano, son versos del poema de amor que Goddard y Whedon le hacen al género.
Claro, la cinta hace una referencia al cine estadounidense, pues en otros países la escasa producción de películas ha hecho que si una película de horror es estrenada, buscará utilizar de la mejor manera los recursos. Mientras que en Estados Unidos cintas como The Devil Inside y Diary of the Dead se colgaron del éxito de Paranormal Activity y su formato de found footage, Noroi en Japón, The Troll Hunter en Noruega y REC en España le han sacado el mejor provecho posible. Entonces, si uno llegara a hartarse de lo que ve en el cine, basta con indagar en otros idiomas, a parte del inglés, para encontrarse con joyitas que muestran que el cine de horror no ha muerto.